IXTAPAN DE LA SAL - La supresión de las barreras nacionales ha ido de la mano de la disolución de las fronteras de lo religioso debido al crecimiento y la multiplicación de diversas creencias espirituales, lo cual representa un desafío para el análisis sobre la religión, coincidieron algunos participantes en el encuentro internacional de sociólogos que se realiza en esta región del Estado de México.
La fuerza que ha cobrado la filosofía no occidental, los cultos afroamericanos, la cosmovisión indígena y otras prácticas alternativas, reconocieron, ha puesto en entredicho el concepto mismo de religión y sus límites.
En la 26 Conferencia Internacional de la Sociedad Internacional de Sociología de las Religiones, los especialistas sostuvieron una serie de reuniones simultáneas y sesiones plenarias en las que a menudo se trataron temas circunscritos a una localidad determinada o a formas muy precisas de experimentar lo sagrado.
Para impulsar la comprensión del fenómeno religioso, en las mesas de trabajo que hoy culminan se ha hablado, entre otras cosas, sobre la relación que aquél tiene con la violencia, los vínculos entre la Iglesia y el Estado, el descrédito de las instituciones eclesiales, la laicidad y el sincretismo.
El hecho de que la conferencia se realice por primera vez en Latinoamérica y en un país en "vías de desarrollo" contribuye indudablemente a aumentar el número de ponencias alejadas de una visión eurocentrista. Incluso, se realizó una Asamblea Nacional para hablar exclusivamente sobre la historia de la religiosidad mexicana, que abarcó desde la cosmovisión indígena hasta la actualidad.

Libertad religiosa

Varias autoridades gubernamentales como las francesas y las estadounidenses han tomado medidas para frenar las acciones criminales (suicidios colectivos y ejecuciones) de algunas agrupaciones religiosas como la Orden del Templo Solar y la Puerta del Cielo, lo que a la vista de algunos organismos de derechos humanos representa una amenaza para la libertad religiosa.
Una ley francesa, aprobada desde mayo, permite disolver a todo grupo o asociación religiosa acusada o condenada en más de una ocasión por cometer ese tipo de crímenes. El peligro de esta ley es que nunca se define lo que es una secta y demuestra cómo Francia sigue teniendo problemas para lidiar con la religión y la diversidad cultural, afirmó la socióloga parisina Véronique Altglas.
Además, con ese tipo de medidas se provoca un mayor hermetismo de las agrupaciones que, al sentirse discriminadas por la sociedad, podrían radicalizar su conducta.
"Esta ley tan discutida se inscribe en la tradición anticlerical del Estado francés debido a la desconfianza que éste tiene por la religión en general. Pero la democracia debe correr el riesgo de la libertad", comentó el historiador Jean Meyer.
Por su parte, el italiano Massimo Introvigne habló de la responsabilidad que tienen los investigadores para analizar las motivaciones profundas que orillan a esas sectas a la violencia, al centrarse en el contenido de las enseñanzas religiosas más que en la conducta patológica de sus líderes.

¿Religión igual a violencia?

Meyer cuestionó fuertemente una de las visiones más difundidas a últimas fechas por los politólogos e internacionalistas, quienes erróneamente han privilegiado el elemento religioso como causa primordial de la violencia.
"Es la nación existente o programada la que elimina, vía 'limpieza étnica', quien decide quién es quién y obliga a escoger entre la maleta y el ataúd, no la religión, la cual no es necesaria a ese programa de nation-building a sangre y fuego", mencionó, e hizo un llamado a aceptar una mayor dosis de laicidad en el análisis de las llamadas "guerras de religión".
Los medios de comunicación conciben la guerra de los Balcanes como un conflicto religioso, cuando en esos países las religiones fueron duramente perseguidas durante los 50 años de regímenes comunistas. La repentina religiosidad, aclaró, sobrevino con la caída del comunismo al ser utilizada por los líderes como símbolo del espíritu nacional.
No se trata del regreso de lo sagrado o la revancha de Dios, como afirman diversas corrientes contemporáneas, pues el fenómeno religioso es tan sólo una de las variables y no la causa única de los conflictos, aunque a veces, reconoció Meyer, puede convertirse en un elemento fundamental de la identidad, como en el enfrentamiento entre católicos y protestantes en Irlanda del Norte.

Críticas a la conferencia

El especialista venezolano Otto Maduro criticó a varios de los académicos participantes por seguir utilizando términos como magia, superstición y brujería para descalificar, en un sentido clasista y racista, a todo aquello que no puede agruparse dentro de las religiones tradicionales de occidente, pues este lenguaje sólo ha servido para "reforzar las estructuras de poder existentes en la sociedad".
Lamentó que persista entre los especialistas la idea de que la historia de la humanidad es una, con lo cual injustamente se coloca a ciertos pueblos y religiones "atrás y por debajo de los pueblos y religiones de los países del Atlántico norte".
Pero uno de los aspectos que le resultaron más preocupantes durante el encuentro de estudiosos de la religión fue la ausencia de sociólogos africanos, y es que la mínima ayuda financiera que otorga la conferencia para invitar a un número reducido de participantes, dijo, generalmente se dirige hacia Europa Oriental y América Latina.